Joven reclama que su abusador, Rubén Alfredo Rivas está prófugo hace 5 años


"Me da mucha impotencia que esté prófugo pero luego del juicio decidí que iba a ser feliz", aseguró Melanie Saint Paul, de 29 años, al reclamar que su padrastro, Rubén Alfredo Rivas, permanece prófugo de la justicia desde hace cinco años luego de ser condenado por los abusos que cometió contra él entre sus 10 y 17 años, y por el cual el Ministerio de Seguridad ofrece una recompensa de medio millón de pesos a quien aporte datos sobre su paradero.

El caso de Saint Paul cobró notoriedad esta última semana luego de que se viralizara un video de TikTok en el que ella pide ayuda a los usuarios para encontrar a Rivas, de 58 años, quien abusó de ella en su niñez en la casa que compartían con su madre en Las Lomas de San Isidro, y luego en un barrio privado de General Pacheco.

"Soy Melanie y soy sorda. Les voy a contar mi historia de abuso. Mis papás se separaron a mis ocho años y mi madre me llevó a vivir con su nueva pareja, que fue mi abusador. A los 10 años empezaron los abusos por parte de él. A los 12 años empezaron los abusos con acceso carnal", dijo la joven en el video mirando a la cámara.

"Todo pasaba cuando mi mamá no estaba. Lo sufrí hasta los 17 años. Por eso hago este video: para que me ayuden a difundir. Para que me ayuden a encontrarlo, por favor", agregó en TikTok mientras se sucedían imágenes de ella cuando era pequeña junto con otras de su padrastro abusador.

"Me da mucha impotencia que esté prófugo luego de tener que atravesar un largo proceso de 4 años hasta el juicio. Mi abogado pidió la prisión preventiva y advirtió a los jueces que tenía posibilidad de escaparse y la rechazaron. No hay indicios de su paradero, solo supongo que está fuera del país con otra identidad", dijo Saint Paul a Télam.

En 2018, el Tribunal en lo Criminal 6 de San Isidro condenó a Rubén Alfredo Rivas a 12 años de prisión por el delito de "abuso sexual con acceso carnal agravado por configurar un sometimiento gravemente ultrajante para la víctima por su duración y circunstancias de realización, agravado por la situación de convivencia preexistente y por haberle causado un grave daño a la salud mental de la víctima", según indicó la sentencia.

"Todo el proceso que viví antes de denunciar fue muy feo, mi mamá que no me creía, me amenazaba con que se iba a matar. Estuve con pastillas antidepresivas durante un año y con terapia psicológica hasta que junté fuerzas y pude hacer la denuncia", relató la joven, y destacó que "conté lo que me pasó gracias a una amiga que me dijo lo que le había pasado".

Saint Paul contó que a los 18 años, cuando se fue a vivir con su padre, fue él quien junto a sus amigos y luego junto a su marido quienes la apoyaron en este proceso.

"Yo intentaba expresar lo que me pasaba a mi mamá diciéndole que se separe, que era una mala persona. No pude contar porque tenía miedo de que nos haga algo. Cuando empecé a difundir mi caso me contactó gente diciéndome que se acuerdan de que yo les había comentado que yo no era feliz viviendo en esa casa, que tenía miedo, pero nadie se imaginó lo que realmente me estaba pasando", explicó.

Saint Paul destacó que la Educación Sexual Integral (ESI) "ayudará mucho a los chicos y chicas ya que hace 15 años no se hablaba de abusos o violaciones".

"A partir de la difusión de mi caso me escribieron muchas víctimas preguntándome cómo logré estar bien o cómo pude hacer la denuncia. No fue fácil el proceso de la denuncia y juicio, tener que contar todo con lujo de detalles de lo que me hizo. Es fundamental la terapia psicológica y el acompañamiento de los seres queridos", dijo.

Por último, Saint Paul afirmó que si bien su abusador continúa prófugo, la condena en el juicio marcó un antes y un después para ella.

"Ese tiempo de espera hasta el juicio me generó mucha ansiedad. Estaba pendiente de eso. Después del juicio y la condena decidí ser feliz, recuperar todo el tiempo que perdí para viajar y disfrutar, para lograr todas mis metas, sueños y deseos", concluyó.

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